Holis, holis, lectores rebeldes. Hoy les traigo una reseña de un clásico de clásicos y, como saben por el título, se trata de Hamlet del escritor renacentista inglés William Shakespeare.
Tanto para los que saben como para los que no saben, la historia es una obra de teatro, una tragedia, para ser más específicos. Y cuenta el drama que vive el príncipe de Dinamarca al enterarse de que la muerte de su padre no fue un accidente, sino un vil asesinato provocado por alguien muy cercano a él. Entonces, Hamlet inicia toda una investigación para comprobar esta noticia, mientras que paralelamente se hace pasar por loco para no llamar la atención del sospechoso.
Les cuento que leí la obra en el colegio, en la materia de Lengua y Literatura, y a pesar de que no soy muy fan de los libros que me hacen leer en la escuela o incluso de los clásicos, la historia me encantó. No se si era la edición tan fácil de leer o qué, pero me atrapó mucho desde el primer acto y es que ya tenemos un inicio muy fuerte, porque quien le revela a Hamlet la verdad no es nada más ni nada menos que el fantasma de su propio padre, es por eso que a lo largo de la historia él necesita comprobar si esto es cierto, o es, como piensa su mejor amigo Horacio, un espectro del infierno.
La trama se basa más que nada en conflictos políticos y sociales, no hay espacio para el romance, a pesar de que sí hay una muchachita de la corte dando vueltas alrededor de nuestro príncipe, pero la venganza es la que toma protagonista en los sentimientos de Hamlet, volviéndose casi una obsesión y haciendo que deje de lado a personas y costumbres que tenía. Podríamos decir que esta historia es una precursora de las novelas policiales por todo el trabajo de investigación que realiza Hamlet para saber si efectivamente, el asesino de su padre es quien cree.
Shakespeare nos trae personajes muy fuertes, muy bien caracterizados y hasta parece una obviedad que lo diga. A excepción de las mujeres, pues en esta ocasión se ven muy doblegadas a la voluntad de los hombres, no como en Otelo, en donde tienen mayor protagonismo y voz.
Como es característico de las obras de esta época, los personajes pertenecen a ese juego de "ser" y "parecer", es decir, aquellos que con sus actos se muestran tal cual son y otros que fingen alguien que no son. Sin embargo, el más complejo de todos es Hamlet, quien va y viene a lo largo de toda la obra.
Tengo que decir que es, de lejos, mi personaje preferido, sinceramente me enamoró, jajaja. Me encantó su inteligencia, su astucia, su forma de pensar. Se nota a millas de distancia que es una persona muy noble de corazón porque, a pesar de que está enfurecido por el asesinato de su padre y muy decepcionado con su madre por haber aceptado casarse con su tío, dispuesto a llevar la venganza que le prometió a su padre, no consigue concretarla sino es hasta el final (no tengo idea de si es o no un spoiler, jajaja) porque no está en su naturaleza asesinar a sangre fría.
Por otro lado, el personaje que más odié fue Claudio, naturalmente, porque es una persona cínica, mentirosa, hipócrita, sin reparo en mentirle hasta a su ser más querido y de hacer lo que tenga que hacer para conseguir sus propósitos. Y Polonio también me resultó bastante molesto por el simple hecho de ser, como diríamos en Argentina, "un chupa medias", una persona que actúa por conveniencia, que dice lo que tiene que decir para poder rodearse de las personas de una clase social más alta que la suya y conseguir sus favores. Fui muy feliz con su final, jajaja.
Y por último, Horacio fue quien se terminó de ganar mi corazón, porque es de esos amigos que harían lo que fuera por uno, que acompañan en todas y que incluso estarían dispuestos a morir por la amistad.
También tengo que agregar que estoy muy feliz por haber, finalmente, entendido la famosa frase: "Ser o no ser, esa es la cuestión" y haber dejado de ser una ignorante, jajaja. En ella, Hamlet se plantea qué sería más noble, qué sería lo mejor, si levantarse y dar pelea a la vida o rendirse y elegir la opción más fácil cuando los problemas son demasiado: el suicidio. Supongo que todos nos hemos encontrado en esa situación, no digo que al extremo de querer matarnos, sino por el hecho de que a veces nos cuesta darnos ánimos y seguir luchando y superando los obstáculos, cuando es más sencillo dejarse vencer por ellos. Y nunca hay que elegir la opción más fácil porque es la que no vale la pena.
Bueno, en conclusión, es un clásico que me gustó muchísimo y lo súper recomiendo. Si sos más de la novela juvenil, del romance, del chick lit, de lo contemporáneo y sentís que los clásicos no son lo tuyo, te digo que yo pensaba exactamente igual antes de leer este increíble libro. Así que no esperes más y léelo, porque como diría mi profesor de filosofía, la vida es un tren que pasa una sola vez. Mil besitos y mi puntuación es 100/100
No hay comentarios:
Publicar un comentario